¿Será la Acción Social, el camino correcto para la recuperación comunitaria?

Tomada de la Guía Metodológica entregada a los participantes del curso "Promotores Comunitarios de Gestión de Riesgo"

Cuando tratamos de dar una definición de lo que significa la acción social, son muchas las ideas que se nos pueden venir a la mente, pues, es un concepto muy subjetivo que permite tener una visión desde diferentes frente.  Por esta razón, muchas son las teorías que han surgido tratando de definir la acción social, inclusive lo que esta representa, según el área donde me estoy desenvolviendo.

Para un sociólogo la acción social se podría definir desde la sociedad y como esta se mueve, en un macro general y desde la investigación de las mismas, mientras que el trabajador social, la podría definir desde el accionar día a día con el trabajo en la comunidad. Visto así la acción social se podría definir como “la manifestación de las diferentes actividades sociales que realiza la colectividad en función del bien común”.

Según Max Weber, La Sociología es una ciencia que procura la comprensión e interpretación de la acción social para, desde ella, conseguir una explicación causal tanto del curso de la propia acción social como de sus efectos.[i]. Weber, una vez que escribió el manifiesto del partido comunista, la definió como “la manifestación de una fuerza colectiva y anónima en las mercancías”.  Por otro lado Comte, el fundador de la sociología moderna, destacó que la instrucción metafísica y literaria “ejerce una acción social muy perturbadora en las clases ilustradas y que se haría mucho más peligrosa si se extendiera a los proletariados.

El compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, también tiene sus aportes en cuanto a lo que significa comprender la acción social desde la fe y el testimonio evangelizador de la acción, más allá de una profesión o práctica cotidiana del día a día del ejercicio de la acción social en la comunidad, pues el trabajo comunitario nos permite ejecutar el área social con una visión diferente, pues esta significa la búsqueda de la transformación social en colectivo, desde la necesidades propias de la comunidad y en la búsqueda de soluciones por áreas de trabajo. Tal vez, no se mira tan organizadamente, pero finalmente la comunidad se organiza en función de los que une como sociedad, es por esto que se debe comprender las Dinámicas grupales.

El Capítulo Duodécimo, Doctrina y acción eclesial, destaca la acción pastoral en el ámbito social; 521 Consciente de la fuerza renovadora del cristianismo también en sus relaciones con la cultura y la realidad social,1105 la Iglesia ofrece la contribución de su enseñanza para la construcción de la comunidad de los hombres, mostrando el significado social del Evangelio.1106 A finales del siglo XIX, el Magisterio de la Iglesia afrontó orgánicamente las graves cuestiones sociales de la época, estableciendo « un paradigma permanente para la Iglesia. Ésta, en efecto, hace oír su voz ante determinadas situaciones humanas, individuales y comunitarias, nacionales e internacionales, para las cuales formula una verdadera doctrina, un corpus, que le permite analizar las realidades sociales, pronunciarse sobre ellas y dar orientaciones para la justa solución de los problemas derivados de las mismas ».1107 La intervención de León XIII en la realidad socio-política de su tiempo con la encíclica « Rerum novarum » « confiere a la Iglesia una especie de “carta de ciudadanía” respecto a las realidades cambiantes de la vida pública, y esto se corroboraría aún más posteriormente ».1108[ii]

Cuando la Iglesia mira la acción social, la mira desde una visión general del hombre, en su dimensión personal y social. Esto es lo que nos permite ejercer el trabajo social comunitario de manera diferente a las otras disciplina, pues, nuestra visión es más bien desde el anuncio de la buena nueva, con mira a la construcción de un mundo justo y más humano. La Doctrina Social de la Iglesia,  subraya cómo el fundamento de la moralidad de toda actuación social consiste en el desarrollo humano de la persona e individuo la norma de la acción social en su correspondencia con el verdadero bien de la humanidad y en el compromiso tendiente a crear condiciones que permitan a cada hombre realizar su vocación integral.

Finalmente, 523 La antropología cristiana anima y sostiene la obra pastoral de la inculturación de la fe, dirigida a renovar desde dentro, con la fuerza del Evangelio, los criterios de juicio, los valores determinantes, las líneas de pensamiento y los modelos de vida del hombre contemporáneo: « Con la inculturación, la Iglesia se hace signo más comprensible de lo que es, e instrumento más apto para su misión ».1110 El mundo contemporáneo está marcado por una fractura entre Evangelio y cultura. Una visión secularizada de la salvación tiende a reducir también el cristianismo a « una sabiduría meramente humana, casi como una ciencia del vivir bien ».1111 La Iglesia es consciente de que debe dar « un gran paso adelante en su evangelización; debe entrar en una nueva etapa histórica de su dinamismo misionero ».1112En esta perspectiva pastoral se sitúa la enseñanza social: « La “nueva evangelización”, de la que el mundo moderno tiene urgente necesidad... debe incluir entre sus elementos esenciales el anuncio de la doctrina social de la Iglesia ».1113

Analizando todo esto, podríamos decir ¿Será la Acción Social, el camino correcto para la recuperación comunitaria?. La experiencia de trabajo comunitario, me ha llevado a entender que si, y para que esto sea real se deben de cumplir unos principios fundamentales, tales como: Incidencia, compromiso, solidaridad, voluntariado, flexibilidad, tolerancia, ciudadanía, participación ciudadana, comprensión, empatía, entre otros. Sin ningún otro interés que no sea el Amor a lo que se hace con transparencia y honestidad, sin ataduras, tan solo con la convicción y Fe en el prójimo y su bienestar.

Si estos principios se aplicarán, no existiera la polarización, ni el aprovechamiento de la necesidad del otro para el beneficio individual, sino mas bien, fuera una sociedad solidaria, capaz de unir esfuerzos para el bien común, sin interesar las promesas de falsos mesías, tan solo valdría la buena voluntad de poner nuestro conocimiento al servicio del otro, los valores para el cambio de las familias y el bienestar colectivo.

Los promotores comunitarios somos misioneros y “promovemos” la transformación social. Desde este punto de vista hacemos un esfuerzo por contribuir y dejar cambios importantes en las comunidades donde trabajamos, pero tenemos que estar conscientes que es un trabajo que se realiza por etapas y por ser por etapas, estas también tienen su cierre.

La acción social, no es solo teoría, es práctica, es compromiso, es el amor que se deja en el trabajo comunitario que hacemos diariamente, para los cristianos, es el testimonio del evangelio.

No existe una receta, que le diga al promotor comunitario paso a paso como debe de trabajar la comunidad, pero si es importante, tener claro que si existen estrategias,  que se fortalecerán con la experiencia y el tiempo. Por ahora, lo importante es tener claro, lo que significa la acción social, sobre todo en el trabajo comunitario. Siempre aunque tengamos que trabajar en un ámbito de acción definido, es importante que se entienda que los promotores comunitarios siempre debemos manejar los contextos sociales de manera general, para que la incidencia, sea efectiva.

Quiero despedirme, con un pasaje bíblico que dice: "Dichosos los que trabajan por la paz, pues de ellos es el reino de los cielos. Mt. 5




[i] Fuente: Wikipedia
[ii]http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html

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