ASUMIR LA REALIDAD DE LA PATRIA
EXHORTACIÓN
PASTORAL
105
Asamblea Ordinaria CEV
Caracas,
13 de enero del 2016
1.- Los Arzobispos
y Obispos de Venezuela reunidos en la 105° Asamblea Ordinaria en Caracas, al
inicio de un nuevo año, ratificamos nuestro compromiso de acompañar al Pueblo
de Dios que peregrina en esta tierra, y de compartir las esperanzas e
inquietudes de todos nuestros conciudadanos. Lo hacemos en el marco del Año
Jubilar de la Misericordia, en el cual somos invitados a ser “misericordiosos
como el Padre” (Lc. 6,36); inspirados por Jesús que, como buen samaritano (Lc.
10, 30-37), “se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y
cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza”
(Prefacio de la misa común 8), nos preguntamos: “Maestro, ¿qué tengo que
hacer?” (Lc. 10,25). También nosotros, en la situación de crisis global en la
cual se encuentra el país que produce tantos sufrimientos, debemos acercarnos a
quien se siente o está realmente golpeado aunque piense distinto de nosotros,
cuidar su salud vendando sus heridas, asegurar su alimentación dándole de
comer, compartir lo que se tiene atendiendo sus necesidades, velar por la
solución de los numerosos problemas que los aquejan. No podemos pasar de largo
ni ser indiferentes ante sus problemas.
NUESTRA REALIDAD
2.- Todos estamos
conscientes de la gravedad, urgencia e interpelación de los problemas que vive
la humanidad entera a causa de la desigualdad, la indiferencia, la intolerancia
y el terrorismo. En todas partes, la
corrupción y la impunidad son males que destruyen valores fundamentales y
generan desigualdades e injusticias. Nuestro país no escapa a esta realidad que
debemos superar con decisión, sensatez y eficacia para reconstruirlo y buscar
las mejores respuestas con la participación de todos los actores sociales.
3.- Damos gracias
a Dios por el renovado ejemplo de responsabilidad cívica y voluntad pacífica de
nuestro pueblo venezolano tanto en los comicios del 6 de Diciembre como en la
instalación el pasado 5 de enero de la nueva Asamblea Nacional. En medio de
muchas “sombras” que empañan nuestra realidad, estos eventos han constituido
una “luz” significativa de aliento, decisión y esperanza para la convivencia
cívica y la progresiva resolución de nuestros problemas, carencias e
incertidumbres, ya que todo proceso de cambio exige tiempo y compromiso. Dichos
acontecimientos han marcado un nuevo hito de una gran fortaleza ética y
espiritual por propia naturaleza y por sus implicaciones a corto, mediano y
largo plazo: la mayoría del pueblo, pese a dudas y algunas reticencias, se
expresó, ordenadamente por la necesidad de un cambio de rumbo en la orientación
fundamental del país. La conducta y el espíritu de la inmensa mayoría de los
venezolanos durante los días navideños y de año nuevo, si bien no exentos de justificada
preocupación, han sido ejemplares: distensión, necesidad de encuentro y
compartir, privilegiando los sanos afectos, la fraternidad y la ternura que, en
el pesebre y las bellas tradiciones religiosas de este tiempo, son invitación
permanente a no ser indiferentes ante los problemas y a privilegiar el
entendimiento y la concordia sobre la violencia, el odio y la exclusión.
4.- En estos días,
a los problemas ya existentes se suma el conflicto entre el Tribunal Supremo de
Justicia y la Asamblea Nacional, lo que no tiene justificación, pues el pueblo
expresó en la elección del 6 de Diciembre su voluntad de vivir en democracia y
no en un sistema totalitario y excluyente. En efecto, el reconocimiento diáfano
de la pluralidad de visiones obliga a los actores políticos y a toda la
ciudadanía a buscar y ofrecer soluciones en las que todos nos veamos
representados. Cada poder tiene su
competencia específica y toca al Ejecutivo diseñar y proponer la pronta
solución a los problemas económicos y sociales, pues ellos constituyen su
responsabilidad primaria. A todos los
diputados electos les corresponde una doble responsabilidad: con sus estados,
a través de los circuitos por los que fueron elegidos, a los que deben visitar
y estar en contacto permanente con sus necesidades y expectativas; y una
segunda, no menos importante, de índole nacional, como cuerpo colegiado
responsable de las actividades generales de legislar, controlar y servir de
foro de encuentro y diálogo entre todas las visiones y proyectos.
5.- Así como la
gestión del Poder Ejecutivo es grande e indelegable, también lo es la
responsabilidad de los sectores distintos al Gobierno en relación a la
esperanza suscitada por las elecciones del 6 de Diciembre último. Estos
sectores tienen el deber de estar a la altura de las expectativas que su
triunfo ha generado. La unidad, la coherencia, la solidaridad, el afecto y la
estima por quienes votaron por un cambio, y aún más, por quienes sin haberlo
hecho, anhelan también un cambio, deben dejar de lado apetencias y
protagonismos. Trabajar por la
construcción de un futuro mejor para todos los venezolanos es deber
impostergable. El que quiera ser pastor debe oler a oveja, como dijo el
Papa Francisco. Así, quien quiera ser líder del pueblo debe oler a él, estar
amorosamente consustanciado con sus angustias y esperanzas.
6.- Una
desacertada política económica y el descenso del precio del petróleo producen
inflación descontrolada, impiden que los recursos sean suficientes y hacen
sufrir a diario a la población; la escasez de los productos de primera
necesidad y el desabastecimiento de numerosos rubros, obligan a perder muchas
horas en interminables colas y a verse en la imposibilidad de adquirirlos por
los precios exorbitantes que aumentan día a día. El problema alimentario y la insuficiencia de medicamentos e insumos
para atender la salud, pueden provocar una crisis humanitaria de amplias
proporciones y gravísimas consecuencias a la que tenemos la obligación de dar
solución a tiempo y de manera decidida. Corresponde
primariamente al Ejecutivo tomar las medidas necesarias para resolver la grave
situación económico-social que puede llevar a tal crisis y al
resquebrajamiento del tejido social. Se menciona y promueve un plan de
reactivación económica a ser presentado a la Asamblea Nacional por parte del
Ejecutivo. El pueblo espera que realmente sea un proyecto incluyente de todos
los actores económicos del país, que mire al bienestar de la población, y no un
instrumento político que favorezca intereses parciales o ideológicos y exija al
pueblo más sacrificios.
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