Un poeta llegó al cielo... Luis Sasieta.. El caballero del INSTITUTO RADIOFONICO FE Y ALEGRIA


Si algo admiro de Fe y Alegria es la gama de hombres ilustre que ha tenido y tiene y que sirvieron y sirven a la nación.. hoy este espacio lo dedico al Sr. Luis Sasieta, el caballero del IRFA, como siempre le decia, Un verdadero MAESTRO.. Mi amigo y el amigo de todos los que laboramos en el IRFA y lo conocimos de cerca. Todas las mañanas pasaba dando los buenos dias por cada una de las oficinas de los que nos encontrabamos en la Urbina. Siempre con su sonrisa, lleno de sabiduria, este era nuestro amigo. A muy pocas personas se les da este calificativo y sin embargo, este viejito... como me decia.. era un gran amigo. Un hombre de fe. En sus palabras el evangelio se vivia. Recuerdo que me sentaba en su oficina y tomaba el cuaderno donde escribia sus poesias y me la leia. La sensibilidad de su voz, no tiene calificación para decir que tan bella se podía escuchar su recitar.
Hoy lamento su partida y aunque no me siento con el derecho a llorar por su ausencia, solo puedo decir que deja un gran vacio...
Por esta razón a todo aquel que lee el blog, lo invito a visitar este link:

http://bit.ly/cAWdIy

o a leer este artículo.. del administrador de la página: http://www.radiofeyalegrianoticias.net


A los 90 años, Luis Sasieta siguió asistiendo puntual a la sede del Instituto Radiofónico Fe y Alegría en Caracas.
Siempre dijo que seguía siendo jesuita, aún sin serlo. Vasco de nacimiento, maestro por vocación y poeta por inclinación del alma. Llegó a Venezuela para convertirse en un "abreescuelas". El proyecto del padre Vélaz se cruzó por su camino y desde entonces estuvo dedicado a la educación a través de las ondas radiales. Luis Sasieta nos dice: "el amor no falla. Nosotros con amor triunfaremos en todas partes."
En una gaveta de su escritorio, encontramos estas notas: "Mi nombre es Luis Sasieta Aguirrebalzátegui, nací en España, Vergara, provincia de Guipúzcoa. Una primavera de 1920. ¡Casi nada! Soy de una familia clase media, no era rica ni mucho menos. Mi familia era más bien modesta. Éramos 6 hermanos y mi padre trabajaba en el banco, con el sueldo de uno, ¡Imagínate tú! Ocho bocas que alimentar y todos en edad de ir a la escuela.
Mi herencia no fue de dinero, fui rico en cariño, en hogar, en respeto (...) Me siento guipuzcoano cien por cien. En mi casa se hablaba vascuence, yo lo hablo, lo cultivo y lo leo -nos decía en uno de sus últimos escritos- ¿con quién lo cultivo? Conmigo mismo, como los locos. Hablo yo y me respondo yo. Siempre que tengo alguna oportunidad, que es escasa, hablo con gente que sabe vascuence. Cuando me dicen soy vasco, se me abren los ojos y digo ¡Hombre, yo también! (...)"
Más de la mitad de su vida fue en estas tierras venezolanas, se sentía muy venezolano, más que la arepa, decía muchas veces en broma. La llegó a amar tanto que nunca quiso regresar a España. Quería ser sembrado aquí, en Venezuela, donde entregó tanto a cambio del cariño y la admiración. Recordamos en su autobiografía "(...) al llegar a Venezuela me destinaron al Colegio San Javier de Mérida, allí estaba de rector el Padre José María Vélaz. Con él hice la amistad más bonita que se puede tener. Le caí bien, me habló de lo que tenía en mente, de lo que quería hacer, sembrar escuelas en Venezuela. Me hablaba de sus ideales y me entusiasmó. En mí, -decía Sasieta- Vélaz dejó la semilla de Fe y Alegría.
Se había visto la necesidad que Fe y Alegría se expandiera, y se pensó en abrir el Instituto Radiofónico, una rama más del árbol. Ahí es donde yo empecé. Mi trabajo comenzó elaborando esquemas educativos, hacer textos para los locutores que lo utilizaban para radiar las clases (...) Ahí trabajé silenciosamente. Al frente de ese sistema radiofónico estaba el padre José María Castiella, nunca suficientemente recordado, un corazón inmenso. Él era un forofo de la educación a distancia. Se unieron el hambre y las ganas de comer. Vélaz y Castiella (...)
Yo fui llevado a Fe y Alegría de la mano de Dios. Soy hombre de fe y veo la mano de Dios en mí así, abiertamente. Dionisio Goicoechea y mi vocecita benedictus qui venit in nomine domini... (que del latín significa bendito el que viene en nombre del Señor).
De la mano de Dios salí del estrato de abajo, llegué a ser algo, llegué a ser maestro, que es el título más grande que puede tener una persona. A Jesús le llamaban MAESTRO. Lo tomé como algo que debía dar a los demás. Si a mí se me dio, ¿porqué no he de dar yo a los demás?... -a los 14 años escribió lo que se convirtió en su vida:
Mi vida quiere ser
sencilla geometría
triángulo enhiesto,
Que mira siempre a Dios.
con tres lados sencillos,
Como el ABC del niño
A de amor,
B de bondad,
C de cariño.
Ésa fue mi impronta, mi razón de vida: la enseñanza".
Así lo recordamos en el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, como una huella imborrable que marca nuestro esfuerzo cotidiano.
Paz a su alma

Comentarios

Juan Carlos Urbina Mendoza ha dicho que…
Hola. Conocí a Don Luis Sasieta el IRFA La Rinconada, en 1983, con el padre Chepe Martínez. Fue muy prolífico en el amor y la poesía, como muy bien lo señala usted ¿Nadie conservó sus poemas? Sería muy bonito organizar un blog con ellos, si no lo han hecho. Si, por el contrario, uno puede leerlos, agradecería que me suministrara el enlace. Muchísimas gracias por su atención. Mi nombre es Juan Carlos Urbina Mendoza y mi correo, urbinajuan2003@gmail.com

Entradas populares